En nuestro colegio, educar no significa solo transmitir conocimientos, sino acompañar un camino de crecimiento integral. Este camino tiene raíces profundas: la espiritualidad ignaciana, nacida hace más de 480 años en el corazón de la Compañía de Jesús. Te invitamos a conocer la historia, los valores y el legado de esta orden religiosa que inspira nuestra misión educativa.
Compañía de Jesús
¿Qué es la Compañía de Jesús?
La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros, es una orden religiosa de la Iglesia Católica.
Conocidos como jesuitas, buscan “encontrar a Dios en todas las cosas” y trabajan por la reconciliación, la fe y la justicia.
Los jesuitas se distinguen por su compromiso con la educación, la investigación, el diálogo interreligioso y el servicio a los más necesitados.
Su lema —Ad Majorem Dei Gloriam (“Para la mayor gloria de Dios”)— expresa su deseo de poner a Dios en el centro de cada acción.
San Ignacio de Loyola: Un peregrino en busca de Dios
San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, fue un hombre en búsqueda de Dios que transformó su vida y la de miles de personas.
Su experiencia espiritual dio origen a los Ejercicios Espirituales, una guía para discernir y actuar con libertad interior.
San Ignacio de Loyola: Un peregrino en busca de Dios
La historia de la Compañía de Jesús comienza con Íñigo López de Loyola, nacido en 1491 en el País Vasco.
Soldado y noble, fue herido en 1521 durante la defensa de Pamplona. Durante su recuperación, la lectura del Evangelio y de vidas de santos transformó su mirada y su vida.
Dejó las armas para seguir un camino de fe y discernimiento.
Fruto de su experiencia nacieron los Ejercicios Espirituales, una guía de oración y reflexión que invita a buscar a Dios en la propia vida y tomar decisiones con libertad interior.
Ignacio comprendió pronto que las escuelas eran un camino privilegiado para servir a Dios y a los demás, formando jóvenes comprometidos con la fe, la justicia y el servicio.
Hoy, más de 16.000 jesuitas trabajan en 112 países, formando una comunidad internacional al servicio del Evangelio, sin fronteras ni límites.
Los Jesuitas: Compañeros en la misión
Los jesuitas son religiosos de la Compañía de Jesús, inspirados por la espiritualidad de San Ignacio.
Viven su misión en todo el mundo a través de la educación, la fe, la justicia y el acompañamiento de las personas.
Los Jesuitas: Compañeros en la misión
Desde sus orígenes, los jesuitas se han caracterizado por su visión global y su capacidad de adaptación.
Guiados por la espiritualidad ignaciana, viven su misión con cuatro rasgos esenciales:
-
Discernimiento: reflexionar y orar para actuar según la voluntad de Dios.
-
Apostolicidad: disponibilidad para servir donde más se necesite.
-
Formación integral: educar la mente, el corazón y el carácter, con el ideal de la cura personalis (cuidado de cada persona).
-
Fe y justicia: unir la fe con un compromiso activo por la justicia social.
La Huella de los Jesuitas en Córdoba
Desde el siglo XVI, la Compañía de Jesús ha marcado la historia de Córdoba a través de su compromiso con la educación, la cultura y la fe. Su legado sigue vivo en las instituciones que hoy continúan esa misión.
La Huella de los Jesuitas en Córdoba, Argentina
La presencia de la Compañía de Jesús en Argentina es tan antigua como el país mismo.
En Córdoba, los jesuitas dejaron una huella profunda en la educación, la cultura y la vida espiritual.
Manzana Jesuítica
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este conjunto histórico incluye la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Capilla Doméstica, el Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba (fundada en 1613) y el Colegio Nacional de Monserrat.
Universidad Católica de Córdoba
En 1956, la Compañía refundó la Universidad Católica de Córdoba (UCC), primera universidad privada de la ciudad.
Fiel a la tradición ignaciana, promueve la excelencia académica, la reflexión ética y el compromiso social.
Estancias Jesuíticas
Desde Córdoba, los jesuitas administraban estancias rurales como Alta Gracia, Jesús María, Colonia Caroya, Santa Catalina, La Candelaria y San Ignacio.
Fueron centros de producción, evangelización y desarrollo comunitario, donde la fe y el trabajo iban de la mano.
Este legado sigue vivo en nuestros colegios, que buscan integrar la excelencia académica con la formación humana y la responsabilidad social.